Es un pan muy digestivo, sin gluten y 100% integral, con grandes nutrientes y proteínas. Su textura semeja a la de un bizcocho pero es un pan hecho y derecho.!! Muy fácil y rápidísimo de hacer. Se congela de maravilla entero o cortado en rebanadas y bien envuelto en una bolsa de papel y otra de plástico.
INGREDIENTES
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200 gr de harina de arroz integral
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130 gr de harina de sarraceno o alforfón
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50 gr de harina de garbanzo o guisante
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14 gr de psyllium
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6 gr de bicarbonato sódico
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5 gr de sal marina
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15 gr de zumo de limón
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12 gr de aceite de oliva virgen
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55 gr de sésamo tostado molido
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10 gr de panela
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500 gr de agua de manantial
ELABORACIÓN
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En un bol se mezclan todos los ingredientes secos y se revuelven bien con una cuchara para evitar que después se formen grumos.
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En otro bol se pesa el agua y el aceite y se vierten sobre el bol de los ingredientes secos amasando bien durante 5-8 minutos, a ser posible en una amasadora eléctrica para airear bien la masa. Si no, lo hacemos a mano enérgicamente.
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Pincelamos con aceite de oliva un molde para pan de unos 20 cm de largo, o bien lo forramos por dentro con papel de hornear y vertemos dentro la masa.
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Se precalienta el horno a 250º
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Se adorna con semillas humedeciendo con agua (con un difusor) la parte superior del pan para que se queden bien pegadas las semillas.
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Realizamos un corte longitudinal de no más de 0,50 cm con una cuchilla, lame o cullicho de sierra e introducimos el pan directamente al horno, aportando vapor en abundancia. Para aportar vapor abundante en un horno casero basta con colocar y precalentar una bandeja metálica en la parte inferior del horno (si este no tiene opción de vapor) y verter sobre ella un vaso de agua (200 gr) justo en el instante en que colocamos el pan dentro. Asegurándonos de cerrar la puerta rápidamente para que no se escape el vapor.
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No hay necesidad de “esperar “porque no hay fermentación ya que no lleva levaduras ni masa madre. Este pan se hace con bicarbonato sódico o con impulsor de repostería un ácido con un alcalino).
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Se mantienen en el horno a 250 º los primeros 10 minutos, y después se baja a 220 º otros 50 minutos. Revisando para que no se queme por encima o se dore demasiado. Si vemos que esto ocurre podemos tapar el pan por encima con un papel de horno para que siga cociéndose sin tostarse más de la cuenta.
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Retiramos del horno una vez cocido y dejamos enfriar completamente sobre una rejilla al menos un par de horas. La miga siempre está mucho más configurada cuando se enfría.
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